En el distrito de Comas, una familia dedicada a la distribución de agua en zonas vulnerables fue víctima de un atentado en su vivienda tras denunciar un caso de extorsión.

Los delincuentes exigían un pago de S/30 mil a cambio de «garantizar su seguridad» y permitirles continuar operando su negocio. Ante la negativa de la familia y su decisión de denunciar el hecho a las autoridades, los extorsionadores respondieron con actos de violencia.

Violencia como represalia

Gracias a cámaras de seguridad proporcionadas por un vecino, se registró el momento en que sujetos no identificados arrojaron un artefacto explosivo contra la fachada de la vivienda familiar. El ataque provocó daños en la puerta principal y las paredes, causando pánico entre los integrantes de la familia.

Según declararon los afectados, las amenazas comenzaron hace un mes, cuando recibieron llamadas intimidatorias exigiendo dinero bajo amenaza de atentar contra sus vidas y su fuente de ingresos. A pesar de las intimidaciones, la familia decidió denunciar el caso ante la Policía Nacional del Perú (PNP), pero, según la denunciante, no se habrían tomado acciones concretas para investigar el caso.

Un negocio esencial bajo ataque

El negocio familiar consiste en repartir agua mediante camiones cisterna a diversas zonas vulnerables de Lima Norte, donde la falta de acceso al agua potable obliga a los residentes a depender de este servicio. Los extorsionadores, conscientes de la importancia de la actividad para la comunidad, intentaron aprovecharse económicamente utilizando el miedo como herramienta de control.

A pesar de las adversidades, la familia mantiene su decisión de buscar justicia y proteger tanto su integridad como su labor, vital para muchos hogares de la zona.

«Es el pan de cada día que vive el país y al momento de hacer una denuncia queremos ser escuchados, ahora nos sentimos desprotegidos», declaró la denunciante, quien también hizo un llamado a las autoridades para que investiguen el caso.

Para protegerse de extorsionadores, recomendamos instalar un sistema videovigilancia estratégica que registre evidencias de actos delictivos y refuerce la seguridad de la vivienda y el negocio. Complementar con escoltas profesionales brinda mayor protección en situaciones de alto riesgo.

Un mototaxista fue asesinado tras ser víctima de un ataque armado por parte de dos presuntos sicarios, quienes le dispararon a quemarropa en el Jr. Arica, en San Juan de Lurigancho.

El atentado dejó a un hombre muerto y a otro gravemente herido. Según testigos, el mototaxista fue perseguido por los atacantes, quienes dispararon en repetidas ocasiones.

Crimen en SJL deja un fallecido

De acuerdo con información preliminar, el violento incidente ocurrió la noche del 22 de septiembre en la zona de Huáscar, cuando Luis Miguel Apaza, quien trabajaba como mototaxista, fue interceptado por dos individuos a bordo de una moto. Al percatarse del peligro, intentó esconderse en una cochera cercana, pero fue alcanzado por los sicarios, quienes lo acribillaron en el lugar. Además, el dueño de la cochera resultó herido en el brazo y fue trasladado al hospital.

Tras el ataque, la Policía Nacional del Perú (PNP) llegó al lugar para realizar las investigaciones pertinentes. Se encontraron más de 10 casquillos de bala en la escena, lo que evidenció la brutalidad del ataque. Las autoridades continúan investigando para determinar el motivo del crimen.

Familiares exigen justicia

Los familiares de Luis Apaza, devastados por la pérdida, aseguran que el joven no tenía conflictos con nadie y exigen justicia para que los responsables sean capturados. Su padre, entre lágrimas, pidió a las autoridades no dejar impune este asesinato que dejó a dos menores huérfanos.

La criminalidad y violencia en San Juan de Lurigancho continúan cobrando víctimas, y las autoridades investigan si este asesinato fue parte de un ajuste de cuentas.

Recomendaciones de seguridad para evitar este tipo de situaciones:

  1. Instalación de cámaras de seguridad: Colocar cámaras en puntos estratégicos de las calles y negocios, especialmente en zonas con alta incidencia de violencia. Esto no solo ayuda a disuadir a los delincuentes, sino que también proporciona evidencia crucial en caso de un incidente.
  2. Fortalecer la seguridad comunitaria: Implementar patrullajes frecuentes en las zonas más vulnerables y promover la creación de redes vecinales de seguridad. Estos grupos permiten una respuesta rápida y coordinada entre los vecinos y las autoridades ante cualquier actividad sospechosa.
  3. Uso de sistemas de alerta temprana: Facilitar la implementación de aplicaciones o botones de pánico conectados a las autoridades locales, permitiendo a los ciudadanos alertar a la policía de manera rápida en caso de peligro.